Posteado por: antropikos | enero 1, 2016

Antropologías del Caribe Hispano: Notas de Campo sobre Cuba y Puerto Rico.

Antropologías del Caribe Hispano: Notas de Campo sobre Cuba y Puerto Rico. Autores: Jorge Giovannetti, Aníbal Escobar González y Jesús Tapia Santamaría

Nota preliminar: Este texto contiene la esencia de mi presentación del libro el día 2 de diciembre de 2015 en el Centro Universitario de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, en una actividad auspiciada por el programa Iniciativas de Investigación y Actividad Creativa Subgraduadas. Esta lectura / diálogo estuvo matizada por comentarios adicionales que hice basándome en mi experiencia etnográfica. El libro está disponible libre de costo en el Internet, en la siguiente dirección: ‪http://1drv.ms/1FNwBkQ

Notas iniciales

Primeramente, agradezco a los autores la invitación a presentar este importante y atinado texto en la tarde de hoy, con colegas y amigos. La lectura de este libro (y por lo tanto, mis comentarios sobre el mismo) me remitió desde el primer momento a mi propia producción de notas de campo y a mi inicio en estas lides, aquí en UPR-RP y en el litoral que bordea y define la bahía de San Juan, desde La Puntilla a Isla de Cabras, bajo la tutela de Carlos Buitrago Ortiz en 1974, hace poco más de cuarenta años.

Portada

La mención de Buitrago no es gratuita, pues es parte de mi formación, y por ende, de la manera en la que me inserto en la práctica etnográfica y también porque él es uno de los “interlocutores” del debate sobre la producción de notas de campo que se destila en el libro. Esa sombra o esa luz la llevo en mi análisis del libro desde la primera oración hasta la última… asunto que explicaré, claro está, al final.

Quiero darle la más entusiasta de las bienvenidas a este texto por varias razones. La más importante es que no tenemos en Puerto Rico un debate (ni cosa que se parezca) sobre las técnicas de la investigación etnográfica que de alguna manera nos inserte en la profundidad de esos diálogos en la literatura antropológica y en una reflexión inteligente sobre el proceso de producir textos que sean un simulacro de la realidad observada. Los ejemplos de ello son escasos y se encuentran ocultos en tesis y disertaciones, en alguna nota inocua en algún artículo en el apéndice de una monografía, como es el caso del libro Esperanza de Buitrago. Esta es la primera ocasión que tenemos de abrir un debate sobre ese tipo de producción de “datos etnográficos” e iniciar una práctica metodológica que no nos debe abandonar. Debo notar —como lo hice hace más de 15 años en un artículo para Diálogo— que por este entorno escasea la producción de monografías etnográficas, ya que hemos optado por otras formas de divulgación de nuestras investigaciones (me incluyo en la lista), donde damos por sentado que todo el mundo entiende de lo que trata esa práctica sin entrar en mucho detalle del proceso de producción de las mismas.

A pesar de la mucha tinta que ha corrido en la literatura antropológica sobre la técnica y sus avatares (y la bibliografía de este libro es una muestra rica y ejemplar de ello), todavía se habla del proceso de escribir, inscribir, producir notas de campo como si fuera un misterio, que es sólo conocido por las y los iniciados en esa práctica oculta, digna de un ritual de masonería. Es por ello que este libro tiene el sabor y las dimensiones de esos libros que revelan los secretos de los actos de magia: por un lado los aprendices los leen con asombro y entusiasmo y los practicante como un acto de alta traición.

Nada que ver, creo que solo bromeo sobre este asunto.

Este libro nos presenta, de manera innovadora, una guía pedagógica sobre la ciencia y el arte delas notas de campo, a través de una precisa selección de notas (tipografiadas y en manuscrito) de Carl Withers (en una comunidad rural en Cuba), Sidney W. Mintz (Cañamelar / Santa Isabel, en PR) y Eric Wolf (en San José / Ciales), notas producidas en los años cuarenta y que son parte de varios archivos donde están depositadas y que han sido consultados por los autores. (Este dato técnico me lleva a otra reflexión que no está en el libro, y me refiero a la nota de campo como fuente primaria de investigación histórica en cierta distancia temporal. Sobre este asunto regreso al final de mi presentación.) Las circunstancias espaciales e históricas de esos trabajos son contextualizadas en el libro sin entrar en detalles que están discutidos ampliamente en otros trabajos, lo que permite a las y los lectores entrar de lleno en el asunto fundamental que es la manera en las que se producen las notas de campo y las diversas estrategias usadas por los y las practicantes de la etnografía para ir construyendo un modelo coherente (creo que esa es la meta) de la cultura o de la estructura social. Un tema vital de este trabajo consiste en expresarle a las y los lectores, estudiantes de las Ciencias Sociales, que las notas de campo son un esbozo primigenio de una visión coherente (en términos sociológicos) de lo observado, de la realidad social. Esas notas han de pasar por un proceso de transformación narrativa y teórica que las convertirá en otra cosa… pero esa otra cosa está fuera del alcance de este libro.

Debo insistir en el hecho de que los autores han hecho un esfuerzo extraordinariamente preciso por vincular esas notas de campo al marco general de la antropología de la época y a los debates antropológicos subsiguientes que siempre están en diálogo con esas formas de producción.

Una virtud de este texto es que no se trata de un libro de recetas de cocina y deja ver que hay una matriz de posibilidades en la escritura de las notas de campo, que están vinculadas con la práctica de sus autoras y autores y sus estrategias técnicas. Hay, aquí y allá, el planteamiento de que existe una variedad de notas de campo, muchas (las iniciales) producidas en el fragor de la realidad cotidiana (garabatos, trazos, palabras claves), que luego son transformadas en notas de campo propiamente. Esas son las notas que presentan los autores, aunque las de Withers dan otra impresión, pero eso lo dejo para la explicación de los autores del libro.

Una observación interesante es aquella en la que los autores comentan (a partir de las críticas de Buitrago) sobre la manera en las que se producen las notas por el uso de distintos medios, la escritura, las computadoras, las tabletas y los teléfonos inteligentes. Sin duda, es un mundo de oportunidades y de posibilidades para crearlas. Yo sin embargo, insisto en que primero hay que producirlas a mano (y de ahí la noción de artesanía / craft que se usa), lo cual tiene, según las y los expertos, ciertas ventajas en el proceso cognoscitivo. Los autores no pierden la oportunidad de subrayar la dimensión humana / humanista del proceso de observación etnográfica, que recalca “nuestra capacidad y disposición de observar y escuchar adecuadamente” en contraposición con el uso de los medios electrónicos. Ese encuentro entre antropólogos y antropólogas es uno de carácter personal, ético (dimensión que también se discute), matizado por la sensibilidad que requiere el “trabajo arduo” que está “implicado precisamente en el intento de entender a esas personas ‘difíciles de conocer’ de las que habló Mintz”.

Notas de Sidney W. Mintz

Notas de Sidney W. Mintz

El trabajo de campo, para exponerlo más dramáticamente, es una zona de contacto y de diálogo entre humanos y antropólogos. Una zona desprovista (la mayor parte del espacio / tiempo) de la jerga técnica que nos enloquece, en nuestra ruta hacia el Nirvana de esos otros journals, es decir, las publicaciones académicas.

Notas, propiamente

El libro presenta imágenes de extractos (concienzudamente seleccionados) de notas de campo de Mintz, Withers y Wolf, en las que hacen un ejercicio muy parecido al que hacemos con el programado ATLAS.ti para el análisis cualitativo: marcamos el texto como citas, indicamos palabras claves o códigos y luego pasamos a hacer comentarios sobre el texto. (Esta es una nota para mi, cuando lo use en clase y demuestre las posibilidades analíticas). Los comentarios, en todos los etnógrafos funcionan a modo de “una antropología de la antropología”, como sugería Buitrago. Las posibilidades de comentarios (de desconstrucción de los textos) son, como saben, infinitas. Los autores, con cierta mesura han seleccionado algunos temas vitales para demostrar pedagógicamente la dimensión antropológica de los mismos, en términos de temática, teorías, estrategias y abordajes metodológicos. Claro está, en la lista infinita de cosas que es posible comentar, dejan fuera mucho lo cuál permite al profesor o profesora que enseñe el curso y use el libro de hacer su propia exégesis del mismo, y hay mucha tela de donde cortar.

En el ejercicio realizado por los autores hay una lista básica de temas que se comentan y para demostrar la riqueza de este libro solo brindaré una lista de ellos:

  1. El diario de campo y su relato de la cotidianidad
  2. Las divisiones temáticas en las notas como estrategia (Wolf)
  3. Los niveles de desarrollo de notas de campo: de lo crudo a lo cocido.
  4. La transcripción
  5. Las relaciones y percepciones raciales y de clase / desigualdad social
  6. Las sutilezas raciales
  7. La noción de respeto / relajo (Lauria)
  8. El antropólogo y la sospecha de que es parte del ojo panóptico del Estado
  9. La posición social del etnógrafo / etnógrafa en una comunidad pobre
  10. El contexto social del habla y jerga del antropólogo, contra los términos locales con significados históricamente determinados
  11. La estructura del parentesco, la genealogía (la práctica más antigua) y las dimensiones físicas, sociales y arquitectónicas de la unidad doméstica (y la creación de la escena)
  12. La poli-vocalidad en las notas de campo
  13. Los parámetros de la masculinidad
  14. Las prácticas funerarias (no dejo de pensar en Luís Javier Cintrón)
  15. Las inseguridades del trabajo de campo
  16. Los problemas del lenguaje y el nivel de comprensión del etnógrafo
  17. El agotamiento físico y su impacto en la redacción de notas
  18. Alcohol y trabajo de campo
  19. Las prácticas folclóricas y las percepciones sobre las mismas

Cuando vaya a dictar el curso (y raíz de esta mirada inicial al texto) puedo explorar los siguientes que no necesariamente se discuten y que están ahí, en esas notas, de acuerdo a mi lectura de las mismas:

  1. El rapport y el papel de los informantes claves (o interlocutores privilegiados), que interesantemente está justo en el primer ejercicio de análisis en Mintz, pero que no se explora…
  2. La forja de la masculinidad y el uso de la violencia física para lograrla
  3. La reciprocidad (página 35) y su tangencia con el artículo clásico “Cena de Navidad en el Kalahari” de Richard B. Lee.
  4. Los silencios y el tempo de lo hablado
  5. El relleno en las notas de campo (“the weather” en Withers, p. 45)
  6. El flujo de trabajadores, altura-bajura (Withers y Wolf)
  7. Las distinciones étnicas (entre españoles en Cuba)
  8. La literalidad en las notas y el asunto de la traslación del lenguaje
  9. Las correcciones en el texto

Este breve, útil y bien pensado texto termina con acotaciones sobre unas notas de Wolf donde hay (sin comentar) datos sobre tiempo y trabajo, recuas de mulas y productos no-madereros del monte, que leo a través de los ojos de Buitrago quien estudio con detenimiento las plantaciones cafetaleras de Adjuntas. Pero los comentarios son sobre la presencia de los negros en la costa y la manera en la que se construía la negritud y la costa entre la gente de la altura.

Notas de Eric Wolf.

Notas de Eric Wolf.

Esta nota es, me parece, motivo de un debate sobre la escasa presencia de los negros en las plantaciones de café de la altura, que Buitrago quería rebatir y que dejó en un texto que creo anda perdido. Esa noción impactó a Louis Faron, colaborador de Julian H. Steward (fueron coautores del clásico Native Peoples of South America, 1959) quien trabajó en Chile con los mapuche y que se conocía la geografía étnica de Latinoamérica. En mi primer curso sobre sociedades campesinas en Stony Brook, Faron recalcó esa observación de Eric Wolf (así, con nombre y apellido), diciéndome, en perfecto español, “el gallinazo no canta en puna, así dicen en Perú” para luego pasar a explicarlo. [Es decir los negros, como los zopilotes o las auras, no transitan por la altura. Esta es también una expresión cargada de color y de desprecio hacia los negros, por su comparación con esas aves que comen carroña.]

Notas para mi:

Yo he cavilado sobre este trabajo que hoy presento, por mi preocupación por la calidad de mis notas de campo y sobre el qué dirán cuando alguien las vea ala distancia de muchos años. (Un pensamiento lleno de vanidad, claro está). Por eso me preocupé porque mis notas sobre Puerto Real estuviesen nítidas, con la mejor caligrafía y organización posible. Pero no sólo por vanidad, sino porque en la racionalidad del método pretendemos que el “dato” pueda corroborarse y pueda mirarse en su detalle para ir construyendo un mejor edificio del saber antropológico.

Por otro lado, hay una reflexión que es posible y es menester hacerla: las notas de campo, producto de una observación y relación inmediata con una realidad que apenas comprendemos tiene el mismo valor que la narrativa de un cronista o las notas de un amanuense o escriba y por ende, tienen la posibilidad de convertirse en parte del acervo histórico de una región. Así leo las etnografías de Morris Siegel, de Mintz y de Elena Padilla, entre otros, para descifrar históricamente al litoral boricua. De esa manera pueden leerse las notas de campo en un futuro no muy lejano y junto a otros documentos proveer explicaciones más certeras de procesos sociales complejos.

Pero vuelvo a la otra preocupación y a las notas de Wolf. La escasez de negros en la altura puede contrastar con otra realidad. Es lo que me lleva a preguntarme (teóricamente) de dónde sale tanto negro en el litoral de Mayagüez, que cuando los arrestan por ambulantes u otras acciones dignas de los correcostas, el Libro de Novedades de la Policía declara que son oriundos de Las Marías o de Maricao. La relación altura-bajura, que aparece en las notas de campo trabajadas en el libro, todavía no agota sus posibilidades.

Antropologías del Caribe Hispano es una invitación a tocar la puerta y entrar en el rico mundo de la antropología del Caribe y de Latinoamérica, desde el debate sobre las notas de campo y desde la etnología de esas regiones. Eso permite, a quienes usemos el libro en el salón de clases, explorar y traer al aula lo que hemos aprendido de nuestros estudios, para ampliar las posibilidades de enseñanza-aprendizaje desde la etnografía.

Agradezco esta oportunidad de compartir mis notas y reflexiones sobre este libro que ya está asignado en mi curso de métodos cualitativos para el próximo semestre.

¡Enhorauena!

Los autores, de izquierda a derecha: Escobar, Giovannetti y Tapia

Los autores, de izquierda a derecha: Escobar, Giovannetti y Tapia


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